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martes, 5 de junio de 2012

ESPACIO PUBLICO Y ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL DE CALI, EL DOBLE RASERO






Por:
Javier López B[1]
cuando a mediados del mes de abril, el alcalde de Cali, señor Rodrigo Guerrero Velasco, anuncio su intención de ubicar una serie de ventas estacionarias en el espacio público, especialmente en  sectores  como  la ribera del Rio Cali, y  en megaobras como  el hundimiento de la avenida Colombia  y la Plazoleta de la caleñidad, algunos sectores  del comercio formal  mostraron su beneplácito a tal decisión, solo si esta corresponde  en medio de la "formalidad y una buena organización", es decir palabras más, palabras menos si estos nuevos espacios les eran entregados a ellos, evitando con esto que  tales sitios queden en manos de los llamados vendedores ambulantes y/o estacionarios.
lo que se deja traslucir aquí nuevamente es el doble rasero con que tanto comerciantes formales como gobierno municipal hacen del manejo  del espacio público, mientras la ocupación de este por parte de los venteros es mal visto y se les acusa de "invasores" del espacio público, recurriendo a todo tipo de medidas represivas como el decomiso de mercancías, los atropellos físicos y verbales, la violación de los más elementales derechos como el debido proceso, la confianza legitima, la igualdad real, entre otros, porque se alega entre otros la ilegalidad de esta ocupación, de otro lado estos comerciantes no dudan ni un momento pedir para sí, lo que niegan a los demás, pero  este hecho no es nuevo, ya con anterioridad el gobierno municipal había entregado al sector privado la explotación del espacio público, entre los más  connotados ejemplos podemos ver la ocupación constante de  espacios abiertos como plazoletas, alamedas, parques, así sea de manera temporal a connotadas librerías de la ciudad con el pretexto de ser "ferias del libro", otro ejemplo claro de este manejo lo constituye  el contrato de manejo de espacio público al hotel Obelisco, al oeste de la ciudad para la venta de empanaditas, bajo la figura de "administradores del espacio público", concesión dada durante la administración del alcalde Apolinar Salcedo.
La verdad es  que la ocupación del espacio público solo  corresponde a un claro  reflejo de la grave crisis económica  generada por la implementación de modelos económicos (el neoliberal para ser más precisos) que han llevado al empobrecimiento y marginalidad de cientos de personas que en medio del enorme índice de desempleo ven en el llamado rebusque la forma de poder ganar un ingreso, que aunque precario, de algo de alivio a las necesidades básicas insatisfechas de su núcleo familiar.
Ahora el desorden  que se ve en algunos sectores si bien podría atribuírsele a los trabajadores algo de responsabilidad, no es menos cierto que la mayor parte es responsabilidad del mismo gobierno que no aplica políticas de  organización de estos vendedores, tal vez por el miedo de  no otorgarles un reconocimiento oficial, lo que a la final se ve como un perjuicio para la ciudad ya que no le permite a la municipalidad tener  una estadística clara de cuantos vendedores realmente hay, ni qué condiciones tiene cada  trabajador y si este estaría dispuesto a  entrar en un proceso de reubicación o reordenamiento.
Por ello el anuncio del gobierno local lejos de ser una buena noticia, corresponde un llamado de alerta  y una confirmación  de que este insistirá en  mantener su equivocada política  frente al espacio público  y los vendedores ambulantes, de una parte de represión a estos y de otra de concesión a  quienes pueden “pagar” estar en este espacio, no dudamos ni un minuto en que estos sitios serán entregados de manera preferencial a comerciantes formales, mientras que a los ambulantes  se les dejara de un lado, manteniendo para estos su discurso de invasores ilegales, un doble rasero que parece  no concluir en esta administración.


[1] Coordinador veeduría vendedores ambulantes

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