Por Jorge Wejebe Cobo
Era abril de 1975 y miles de residentes de Phon Phem, la capital de Camboya, recibían como liberadores a los guerrilleros Khmers Rojos que derrotaron al gobierno pro norteamericano del General Lon Nol. Entre los participantes del jubileo se encontraba una princesa camboyana. Semanas después su familia fue asesinada por el nuevo régimen y ella misma tuvo que descarnarse las manos con las rocas para aparentar años de trabajo duro en el campo, mancharse el rostro con plantas tóxicas, aprender a caminar dando tumbos y encorvada, vestir de harapos y olvidarse de su cultura cuando hablaba.
De esa forma escondió su identidad y pasó como una joven campesina para salvarse de uno de los genocidios y violaciones masivos de los derechos humanos más colosales de la historia moderna y del cual los Estados Unidos sacaron grandes dividendos durante la Guerra Fría.
El principal líder de los guerrilleros Khmers Rojos se hacia llamar Pol Pot, de 50 años de edad, quien estudio budismo en su adolescencia. Según investigadores, una de sus hermanas fue aceptada como integrante del cuerpo de baile de palacio real del reinado de Camboya y terminó como concubina de la corte y sufrió continuos desprecios como objeto sexual de los poderosos. Pol Pot, que vivía en el mismo recinto que ella, era testigo diario de la amargura de la muchacha, lo que le creó un odio visceral contra todo lo que representaba la monarquía.
En su juventud se afilio a los movimientos independentistas y comunistas de Indochina contra el colonialismo francés, aunque desde su inicio rechazó las ideas de Ho Chi Minh de unidad de todos los revolucionarios de la región y por el contrario estimuló el odio a Viet Nam y a sus habitantes y espoleó un nacionalismo a ultranza y pretensiones de adueñarse de regiones fronterizas del sur de ese país.
Los años de la intervención y guerra de EEUU en Indochina entre 1961 y 1975, en la que Pol Pot participó al frente de su movimiento guerrillero, pusieron esas contradicciones en un segundo plano y en el exterior los países progresistas y movimientos de izquierdas en el mundo, desconocían en toda su magnitud los planes que realmente pasaban por la cabeza del nuevo líder y sus máximos colaboradores para cuando conquistaran el poder.
Camboya accedió a su independencia total de Francia en 1953, como una monarquía al frente de la cual se encontraba el Príncipe Norondom Sihanouk, descendientes de una casa imperial que desde el siglo XIX había estado bajo el protectorado francés. El excéntrico mandatario cantaba en las recepciones, dirigía obras cinematográficas y musicales, dominaba varios idiomas, entre ellas el castellano y era admirador ferviente de las mujeres, de ahí que se explique sus siete casamientos.
En lo político trató de impulsar algún desarrollo de su país y mantenerlo neutral dentro del contexto de las luchas de liberación de Viet Nam contra los franceses primero y los norteamericanos después.
Pero para 1970 la neutralidad de Camboya era un estorbo para los Estados Unidos en su guerra contra Viet Nam y para que evitar ese país se utilizara como base del ejército vietnamita, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) organizó un golpe de estado contra el príncipe Norodom Sihanouk, de visita en China, realizado por el General y alto funcionario Lon Nol, incondicional de la política estadounidense.
Sin embargo, no le fue fácil al nuevo mandatario convertirse en dictador frente a la repulsa popula. En una provincia del interior los campesinos capturaron a su hermano, Lon Nil, lo asesinaron y le arrancaron el hígado para ser preparado en un restaurante chino. Después de ser derrotado por los Kmers Rojos, Lon Nol se exilia en Estados Unidos donde muere el 17 de noviembre de 1985 a los 72 años de edad.
Con el control del país por los norteamericanos, sus bombarderos B-52, arrojaron tres veces más explosivos sobre el sur de Camboya que durante todos los lanzados contra Japón durante la II Guerra Mundial. En su intento de destruir las fuerzas vietnamitas mataron a centenares de miles de camboyanos pero paradójicamente los ataques fortalecieron Pol Pot quien tuvo el apoyo de amplios sectores campesinos la mayoría iletrada e ignorante de cualquier posición ideológica los cuales integraron sus fuerzas y lo consideraban un semi dios.
La muerte como solución
La primera solución para los que Pol Pot consideró sus enemigos fue la muerte administrada por igual y sin contemplaciones para funcionarios y militares del antiguo régimen, a integrantes de la realeza y a todos los que tuvieran enseñanza superior o parecieran intelectuales, juntos con su familia.
Fueron exterminados aldeas enteras sin distinción de mujeres, ni niños de las etnias de origen vietnamitas y otros miles fueron ejecutados dentro de las propias filas de los partidarios del régimen por acusaciones de tener simpatías con Viet Nam, EEUU, la URSS o cualquier otro país del mundo.
Se eliminaron los conglomerados urbanos y se declaró a los habitantes de la ciudad como enemigos del Estado y fueron enviados a campos de concentración donde eran obligados a trabajar, sin alimentación hasta morir. Los bancos fueron destruidos hasta los cimientos al igual que buena parte de las ciudades. Se prohibió la moneda, el comercio, el mercado, las escuelas, la literatura, toda forma de arte, cultura, y las religiones. Y el país se lleno de centros de torturas y ejecuciones, instaladas en escuelas.
Cerca de dos millones de camboyanos perecieron, la cuarta parte de la población. La mayoría decapitados, o se les machacaba o abría el cráneo con garrotes o con machetes entre 1975- 79.
La política oficial exponía que solo la vida en el campo, lejos del envilecimiento de las ciudades y la comodidad de la vida moderna de inspiración occidental era posible en la nueva Camboya y cambiaron su nombre por el de Kampuchea, en referencia a su denominación original y designó el inicio de su gobierno como año cero.
Todas estas ideas Pol Pot las sustentó en un extremo nacionalismo y supuestamente en la doctrina del líder chino Ma Tse Tung, estimulado por el apoyo que recibía de la dirección china de la época que veía con agrado, los ataques y el asesinato de campesinos vietnamitas en el sur de Viet Nam por las fuerzas de Pol Pot porque Beijjing consideró que Viet Nam se había aliado a la URSS, con la que tenía profundas contradicciones de todo tipo, para extender la influencia soviética a toda Indochina.
Sin embargo en la obra teórica del líder chino sobre la estrategia y táctica en la conducción de un movimiento revolucionario de base campesina y el papel del Partido Comunista en el triunfo de la Revolución en ese país, no se recogen ideas que se asemeje o justifique un genocidio de tales proporciones como el ocurrido en Camboya, al margen de los graves errores y desviaciones que ocurrieron en China durante esos años.
Pero para el mundo y hasta el presente prevalece la versión de que lo ocurrido en Kampuchea fue consecuencia de un intento fallido de un régimen inspirados en las ideas comunistas, lo que se facilita por los relativos pocos estudios académicos marxistas sobre las verdaderas causas y esencia del régimen de Pol Pot .
Verdadera intervención humanitaria
La mayoría de comunidad internacional guardó silencio alrededor del holocausto en Kampuchea, mientras que en el contexto de la Guerra Fría se jugaba un complejo ajedrez, sobre un tablero ensangrentado por millones de víctimas en el país. Estados Unidos y China coincidían en sus esfuerzos de aislar a Vietnam y que fuera atacada por los kampucheanos y de paso Washington atizó las discrepancias entre la URSS y China en Indochina de donde acababa de salir derrotada.
En la época la administración del Presidente norteramericano Jimmy Carter llevó adelante como principal aspecto de su política exterior la defensa de los derechos humano pero no incluyó activamente en esa agenda a Kampuchea.
Pero Viet Nan se preparaba para resolver de raíz la grave situación en su vecino país. El General Nguyen Giap jefe del ejército vietnamita, hoy con 100 años, es el único estratega militar en el mundo vencedor de dos imperios en 20 años, el francés en 1954 para liberar su país del colonialismo y al norteamericano en 1975 y que además dirigió una verdadera intervención humanitaria y la única en el siglo XX para liberar un pueblo del terrorismo de estado.
A sus 67 años en 1978 parecía que tendría tiempo para escribir tranquilamente sus memorias, pero la vida le aguardaba otra prueba, regresar nuevamente al campo de batalla e iniciar la liberación de Kampuchea del régimen de Pol Pot, quien había proclamado públicamente como enemigo a la República Democrática de Viet Nan contra la cual incrementó sus ataques en toda la línea fronteriza común.
Las divisiones del General Nguyen Giap, alrededor de 100 000 soldados, junto con veinte mil camboyanos enemigos del régimen kampucheano, iniciaron la ofensiva el 25 de diciembre de 1978 y liberaron el país en menos de veinte días y Pol Pot tuvo que huir y una parte de sus fuerzas internarse en las selvas en la frontera con Tailandia, aliada de los EEUU y base segura para los refugiados del depuesto régimen
Kampuchea liberada se abrió al mundo y centenares de periodistas de todos los confines y filiación política pudieron visitar los campos de concentración, ver pirámides de calaveras, fosas comunes, centros de torturas y de ejecuciones, entrevistarse con sobrevivientes y con los asesinos así como estudiar miles de documentos y fichas de ejecutados.
Parecía que era suficiente para que la administración del Presidente Jimmy Carter tomara real distancia más allá de la retórica, del régimen depuesto, ante las concluyentes pruebas de sus atrocidades, pero la geo política pudo más que la doctrina declarada por el Departamento de Estado de defensa de los derechos humanos y el apoyo a Pol Pot continuo.
Viet Nam fue acusada de intervencionismo en la ONU por los EEUU y sus aliados junto con China que además preservaron el asiento del régimen de Pol Pot en la ONU y negaron reconocer a las nuevas autoridades en Kampuchea, que volvió a llamarse Camboya.
Desde 1979, los Estados Unidos y Gran Bretaña impusieron un embargo a la damnificada Camboya y votaron con Pol Pot en los organismos de las Naciones Unidas, Organización Mundial de la Salud incluida, impidiendo así que trabajaran en Camboya. De esa forma se aseguro además, que la ayuda alimentaría de la FAO se dirigiera a los terroristas bajo el pretexto de que su destino eran los refugiados camboyanos en Tailandia
Extraña alianza
En el campo de las operaciones secretas se creo un grupo de tareas especiales de la CIA y la Defence Intelligence Agency, inteligencia del Pentágono, que establecieron vínculos directos con los Khmers Rojos y los apoyaron en armamento y entrenamiento para acciones terroristas en territorio vietnamita.
En 1983, el gobierno derechista Margaret Thatcher envió a los SAS, sus fuerzas especiales, a entrenar a los Khmer Rjos en tecnología de minado, en el país con más minas del mundo con excepción de Afganistán. La intervención de Inglaterra solo fue reconocida en 1991 por el gobierno conservador de John Major ante el Parlamento que exigió explicaciones sobre la partición de los servicios de seguridad ingleses en el apoyo a Pol Pot.
Por su parte China se propuso castigar a Viet Nam, por impedir la continuación de las matanzas en el sufrido país e invadido el territorio vietnamita el 17 de enero de 1979 por la frontera entre ambos países, con más de 100 000 soldados artillería, tanques y aviación. No obstante la invasión fue corta ante la resistencia del ejército de Viet Nam que hicieron retroceder a los atacantes en abril con grandes pérdidas humanas y de material bélico.
Los jefes del Pentágono no vieron realizadas sus esperanzas de que ambos países se involucraran en una conflagración total a fin de lograr la destrucción de Viet Nam por la disuasiva respuesta de las fuerzas vietnamitas, también dirigidas por el General Nguyen Giap.
La guerra secreta contra Viet Nam desde Tailandia y el apoyo a Pol Pot continúo durante la década de 1980, con mayor o menor intensidad durante la Presidencia de Ronald Reagan. Con la desaparición de la URSS y el Campo Socialista, la creciente denuncia de la opinión pública mundial sobre el genocidio y los cambios de la política exterior de China se decidió la suerte de los genocidas que dejaron de ser útiles y se abrió un proceso de pacificación y de reconocimiento internacional del legítimo gobierno camboyano.
Además se crearon tribunales internacionales para juzgar a los criminales, que todavía aplican justicia. Pol Pot falleció en su campamento el 15 de abril de 1998 al parecer de muerte natural cuando se encontraba bajo prisión de sus antiguos colaboradores que habían aceptado entregarlo a la justicia.
En 1994 el Congreso de Estados Unidos aprobó la llamada “Cambodian Genocide Justice Act”, que declaraba que la política de Estados Unidos era “apoyar cualquier intento de llevar ante la justicia a los miembros de los jemeres rojos por los crímenes contra la humanidad cometidos en Camboya entre el 17 de abril de 1975 y el 7 de enero de 1979”.
Pero por supuesto en la declaración no se incluyó ni una palabra de crítica a la etapa en que los oficiales de la CIA en las selvas de Tailandia cambiaban a los analfabetos combatientes de Pol Pot, las armas blancas con que acostumbraban a ejecutar artesanalmente a sus víctimas, por los modernos M-16 para que fueran más eficientes en su tarea de asesinar inocentes.
Han pasado más de treinta años de los acontecimientos y los medios de comunicación controlados por los Estados Unidos han logrado en gran medida ocultar y distorsionar la verdad a más de una generación sobre esa alianza entre los protagonistas de uno de los genocidios más bárbaros de la historia y las administraciones norteamericanas de la época y sus aliados que actualmente se erigen en supuestos paladines de la defensa de los Derechos Humanos utilizados en realidad, como pretextos para diseñar intervenciones militares, operaciones encubiertas y agresiones de todo tipo a escala global. Los ejemplos sobran
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