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sábado, 14 de enero de 2012

DE LA ETICA BURGUESA A LA ETICA POPULAR


imagen tomada de internet


Por Javier López B

Desde los inicios de la civilización  el hombre ha luchado por no claudicar, enfrentando siempre el  querer  obrar bien  o sobreponer sus intereses y  su  felicidad por encima de estos, cuando se obra bien  se cumple con un deber, sin embargo  ello no quiere decir  que este obrar  conduzca  a muchas personas  a encontrar  la felicidad, se puede estar más “contento” o “feliz”  si por ejemplo, al encontrar una billetera con dinero se opta  por no devolverla, utilizando el dinero para comprar  algo que estuviera  necesitando con urgencia o simplemente darse un “gustico” que  no había podido lograr por las afujías económicas, sin embargo  podría la persona sentirse internamente  tranquila, y hasta satisfecha si se decide  a  devolver la billetera con el dinero, ya que esta no le pertenecía  y le  estaba haciendo falta a su verdadero  dueño.

En el año 2007 , la revista  “SELECCIONES”  realizo  un estudio en más de 20 países  de Europa, África, América y Asia. Se trataba  de ver que tan “honrada”  eran las personas, para ello se les dejaba a la mano en parques, centros comerciales y otros espacios abiertos un teléfono celular que supuestamente había sido dejado perdido por alguien  y se observaba si  buscaba la forma de devolver el celular o quedarse con él.

El resultado final  demostró que un margen importante  de personas  se preocupaba  por encontrar al dueño del  celular para hacer entrega de él y solo un grupo reducido  de estas  optaba por quedarse con el aparato, pero al contrario de los que pudiera creerse, el estudio reflejo  que las personas de los países más pobres, así como las  más humildes  mostraban  una  mayor preocupación  en devolver el teléfono, desvirtuando con ello la hipótesis de muchos en torno a que la pobreza, las limitaciones económicas y las carencias materiales son  el principal motor de las personas para delinquir u obtener las cosas  de forma facilista,  cuantas veces  personas extremadamente humildes y pobres  se han encontrado dinero  en un taxi o el basurero y  se deciden por devolverlo, mientras que gente de clases sociales altas y medias se niegan a hacerlo, como en el caso del estudio en referencia donde al  preguntarle a aquellos que  se decidían  por quedarse con el móvil el motivo  del por qué de este actuar esgrimían diversas disculpas, entre otras  que no encontraban al dueño, ni a donde llamar para proceder  a hacer entrega del mismo .
Pero existen  también  otro tipo de disculpas  que se escuchan  de manera frecuente, por ejemplo, “que lo que uno se encuentra  no se debe  devolver  porque es de mala suerte hacerlo” o  “yo no me robe nada, me lo encontré”,  y aquí también podría verse como ejemplo claro de ello  a la clase política  tradicional de la mayoría de los  países  que pese a recibir jugosos sueldos  y a provenir en su mayoría de  familias acaudaladas o de “rancio” abolengo no tiene reparo  en   robar   millones del erario público,  con lo cual demuestran   no tener límites  en su desmedida ambición y codicia, todo ello podría reflejar  que para tener  principios  no se  necesita ser rico o pobre y que muchas veces los más   pobres  y humildes dan muestra de poseer mayor dignidad y decoro.

Recientemente en una entrevista  para la revista semana, el  venezolano J.J. Rendón, publicista  y especialista en propaganda sucia, que realiza  la mayoría de sus trabajos para las  campañas  políticas de los  partidos de extrema derecha en nuestro continente y quien jugó un  papel  relevante en la campaña  contra el presidente Chávez, que  “denuncio” con bombos y platillos  supuestos fraudes en los  referendos y campañas electorales, ganadas todas por el comandante y ratificados por los más exigentes  organismos internacionales de veeduría electoral, afirmo que,  “ la ética es para los  filósofos”, (1) es decir que él no podía limitar su trabajo por estos conceptos éticos. Aquí en este elemento corrompido y manipulador podría quedar  reflejada en gran parte  la ética burguesa la cual solo es importante si  sirve a los intereses de los clanes  familiares que gobiernan nuestras naciones  y que de cara al pueblo y  utilizando como vehículo de transmisión sus medios masivos de comunicación y formación, (o deformación) promulgan a través de estos, con el solo objeto de manipular y generar dentro de la mayoría de la población falsas concepciones, a través de la repetición constante de mentiras y  campañas  de desprestigio contra sus opositores  o contra consideran “peligroso” para  la estabilidad de su cada vez mas  corrompido poder.

Contrario a ello, el pueblo, a través de sus movimientos sociales y partidos políticos  así como al interior de sus familias, debe inculcar entre la nuevas generaciones, lo que desgraciadamente no parece estar ocurriendo en la actualidad, al menos no masivamente, el fortalecimiento de sus creencias y valores, de su propia ética y su verdadera democracia que será al final de cuentas lo único que podrá salvar a la humanidad del Apocalipsis  final. Valores que incluyan el verdadero respeto por la vida y los derechos humanos,  el medio ambiente,  y la honradez en el manejo de los bienes y dineros del  Estado para colocarlos al servicio y a los intereses  de las inmensas mayorías.

Corresponde  pues a cada uno  de nosotros  en su interior  valorarse,  escoger  entre  el obrar  bien  o no, en los márgenes  de la ética y la moral  como decía  el poeta nacional de cuba, José Martí, “el verdadero hombre no mira  de qué  lado se vive mejor, sino  de qué  lado  está el deber; y ese  es el verdadero hombre… el que sabe  que el porvenir  sin  una sola  excepción  está del lado  del deber”, también nos enseña  Martí que “la pobreza pasa, lo que no pasa  es la deshonra que con pretexto de la pobreza suelen  echar  los hombre sobre si”

Solo el hombre es reconocido  como sujeto moral  ya que este es capaz  de reflexionar  sobre sí mismo, solo el hombre  posee el conocimiento  y la capacidad  intelectual  que le permite conocer el valor moral y la capacidad de autodeterminación  con respecto a ese valor,  el hombre  es responsable  de sus actos  ante Dios, ( si cree en el)  la sociedad y ante  sí mismo, este  tiene  la capacidad  de saber   si a actuado bien  o si a equivocado el camino.

Y así mismo la sociedad en su conjunto podrá imponer la ética popular  y revolucionaria  frente a la cada vez mas decadente y corrupta  ética burguesa que impuesta a los pueblos  se convierte en un  elemento más de sometimiento  cultural, social, político y sobre todo mental.





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