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Por
Javier López B
Desde los inicios de la civilización el hombre ha luchado por no claudicar,
enfrentando siempre el querer obrar bien
o sobreponer sus intereses y su felicidad por encima de estos, cuando se obra
bien se cumple con un deber, sin
embargo ello no quiere decir que este obrar conduzca
a muchas personas a
encontrar la felicidad, se puede estar
más “contento” o “feliz” si por ejemplo,
al encontrar una billetera con dinero se opta por no devolverla, utilizando el dinero para
comprar algo que estuviera necesitando con urgencia o simplemente darse
un “gustico” que no había podido lograr por
las afujías económicas, sin embargo
podría la persona sentirse internamente
tranquila, y hasta satisfecha si se decide a devolver
la billetera con el dinero, ya que esta no le pertenecía y le
estaba haciendo falta a su verdadero dueño.
En el año 2007 ,
la revista “SELECCIONES” realizo
un estudio en más de 20 países de
Europa, África, América y Asia. Se trataba
de ver que tan “honrada” eran las
personas, para ello se les dejaba a la mano en parques, centros comerciales y
otros espacios abiertos un teléfono celular que supuestamente había sido dejado
perdido por alguien y se observaba
si buscaba la forma de devolver el
celular o quedarse con él.
El resultado final
demostró que un margen importante
de personas se preocupaba por encontrar al dueño del celular para hacer entrega de él y solo un
grupo reducido de estas optaba por quedarse con el aparato, pero al
contrario de los que pudiera creerse, el estudio reflejo que las personas de los países más pobres,
así como las más humildes mostraban
una mayor preocupación en devolver el teléfono, desvirtuando con
ello la hipótesis de muchos en torno a que la pobreza, las limitaciones
económicas y las carencias materiales son
el principal motor de las personas para delinquir u obtener las cosas de forma facilista, cuantas veces
personas extremadamente humildes y pobres se han encontrado dinero en un taxi o el basurero y se deciden por devolverlo, mientras que gente
de clases sociales altas y medias se niegan a hacerlo, como en el caso del
estudio en referencia donde al
preguntarle a aquellos que se
decidían por quedarse con el móvil el
motivo del por qué de este actuar
esgrimían diversas disculpas, entre otras
que no encontraban al dueño, ni a donde llamar para proceder a hacer entrega del mismo .
Pero existen
también otro tipo de
disculpas que se escuchan de manera frecuente, por ejemplo, “que lo que
uno se encuentra no se debe devolver
porque es de mala suerte hacerlo” o
“yo no me robe nada, me lo encontré”, y aquí también podría verse como ejemplo claro
de ello a la clase política tradicional de la mayoría de los países
que pese a recibir jugosos sueldos
y a provenir en su mayoría de
familias acaudaladas o de “rancio” abolengo no tiene reparo en robar millones del erario público, con lo cual demuestran no tener límites en su desmedida ambición y codicia, todo ello
podría reflejar que para tener principios
no se necesita ser rico o pobre y
que muchas veces los más pobres y humildes dan muestra de poseer mayor dignidad
y decoro.
Recientemente en una entrevista para la revista semana, el venezolano J.J. Rendón, publicista y especialista en propaganda sucia, que
realiza la mayoría de sus trabajos para
las campañas políticas de los partidos de extrema derecha en nuestro
continente y quien jugó un papel relevante en la campaña contra el presidente Chávez, que “denuncio” con bombos y platillos supuestos fraudes en los referendos y campañas electorales, ganadas
todas por el comandante y ratificados por los más exigentes organismos internacionales de veeduría
electoral, afirmo que, “ la ética es para los filósofos”, (1) es decir que él no podía limitar su trabajo por estos
conceptos éticos. Aquí en este elemento corrompido y manipulador podría
quedar reflejada en gran parte la ética burguesa la cual solo es importante
si sirve a los intereses de los
clanes familiares que gobiernan nuestras
naciones y que de cara al pueblo y utilizando como vehículo de transmisión sus
medios masivos de comunicación y formación, (o deformación) promulgan a través
de estos, con el solo objeto de manipular y generar dentro de la mayoría de la
población falsas concepciones, a través de la repetición constante de mentiras
y campañas de desprestigio contra sus opositores o contra consideran “peligroso” para la estabilidad de su cada vez mas corrompido poder.
Contrario a ello, el pueblo, a través de sus movimientos
sociales y partidos políticos así como
al interior de sus familias, debe inculcar entre la nuevas generaciones, lo que
desgraciadamente no parece estar ocurriendo en la actualidad, al menos no
masivamente, el fortalecimiento de sus creencias y valores, de su propia ética
y su verdadera democracia que será al final de cuentas lo único que podrá
salvar a la humanidad del Apocalipsis
final. Valores que incluyan el verdadero respeto por la vida y los
derechos humanos, el medio
ambiente, y la honradez en el manejo de
los bienes y dineros del Estado para
colocarlos al servicio y a los intereses
de las inmensas mayorías.
Corresponde pues a
cada uno de nosotros en su interior valorarse,
escoger entre el obrar
bien o no, en los márgenes de la ética y la moral como decía
el poeta nacional de cuba, José Martí, “el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué
lado está el deber; y ese es el verdadero hombre… el que sabe que el porvenir sin
una sola excepción está del lado
del deber”, también nos enseña Martí que “la
pobreza pasa, lo que no pasa es la
deshonra que con pretexto de la pobreza suelen
echar los hombre sobre si”
Solo el hombre es reconocido como sujeto moral ya que este es capaz de reflexionar sobre sí mismo, solo el hombre posee el conocimiento y la capacidad intelectual
que le permite conocer el valor moral y la capacidad de
autodeterminación con respecto a ese
valor, el hombre es responsable de sus actos
ante Dios, ( si cree en el) la
sociedad y ante sí mismo, este tiene
la capacidad de saber si a actuado bien o si a equivocado el camino.
Y así mismo la sociedad en su conjunto podrá imponer la
ética popular y revolucionaria frente a la cada vez mas decadente y
corrupta ética burguesa que impuesta a
los pueblos se convierte en un elemento más de sometimiento cultural, social, político y sobre todo
mental.
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