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Kiko Gomes y Juan Manuel Santos |
La parapolítica y el narcotráfico han venido
reforzando su progresiva institucionalización en el tejido político y social de
La Guajira colombiana desde hace aproximadamente 25 años. Nada fuera de lo
común en un país como Colombia, donde el ya regularizado ejercicio formal de la
política es la síntesis final de la lucha intestina (y permanente) entre grupos
criminales dedicados a la paraeconomía en toda su amplia gama de actividades y
al financiamiento del aparato de seguridad paramilitar tan indispensable para
que el primero pueda funcionar y desarrollarse en amplias longitudes
territoriales.
Es quizás en La Guajira colombiana, por su
condición geoestratégica fundamentalmente, que el advenimiento de
narcodinastías empotradas desde hace décadas en la dirección estadal en este
departamento fronterizo puede observarse con una mayor claridad en la
actualidad.
La exposición que exhibe el departamento de la
Guajira colombiana con el Océano Atlántico constituye un canal marítimo y aéreo
privilegiado para transportar cocaína hacia Estados Unidos y Europa, como
también lo es el amplio nexo territorial fronterizo con Venezuela en la
consumación de redes mafiosas de contrabando ininterrumpido de combustible y
mercancías de distinto tipo.
Ambas facultades geográficas representan un
circuito de acumulación paraeconómica inmensamente rentable.
Es gracias a este posicionamiento territorial
que la narcodinastía de los Ballesteros-Bernier se han apoderado política y
económicamente del departamento, mediante sus estrechísimas relaciones con el
paramilitarismo, con el lavado de activos provenientes del narcotráfico
internacional y con el contrabando de combustible y otros productos desde
Venezuela.
Jorge Ballesteros, ex senador de La Guajira por
el partido de Juan Manuel Santos (el Partido de la U), es el padre del actual
gobernador de dicha entidad, José María Ballesteros. Ballesteros padre fue el
primer gobernador electo en el año 1992.
Jorge Ballesteros es hermano del famoso
"Hombre Marlboro", Samuel Santander Lopesierra, quien en el año 1986
figuró como concejal de Maicao y dos años después como diputado nacional por el
departamento de La Guajira. Fue uno de los operadores
más importantes del narcotráfico y el contrabando de la zona
mediante las conexiones que sostuvo durante años con la poderosa familia
Mansur, radicada en Aruba y Miami, la cual
ostentaba los derechos de distribución de cigarrillos de la
multinacional British American Tobacco.
Ese carácter de exclusividad en cuanto a
relaciones públicas mafiosas le permitió a Samuel Santander Lopesierra ingresar
vía contrabando ingentes cantidades de cigarrillos, licores y electrodomésticos
a La Guajira desde Aruba. Lopesierra, por su parte, pagaba los favores con el
envío de cocaína hacia los predios de la familia Mansur, quienes a su vez
(re)invertirían ese capital en redes de hoteles y casinos en la ciudad de Miami
entregándole una importante comisión en dinero limpio al exportador de
origen.Lopesierra, además, fue el artífice fundamental en la inserción del
paramilitarismo en La Guajira mediante sus nexos con Salvatore Mancuso,
Jorge 40 y Carlos Castaño durante la década de los 90, potenciando las
capacidades operativas de las redes del contrabando de gasolina desde
Venezuela, como también de la pujante industria del narcotráfico que, como el
agua, busca la salida más fácil, sólo que es agua tóxica y lo bastante
disolvente como para apropiarse a fuego lento del borde donde ejerce soberanía
territorial, energética y agroalimentaria el que tiene al lado
Los wayúu desplazados y la apropiación
indiscriminada de tierras en beneficio de trasnacionales y élites
paraeconómicas que generó esta política de Estado, es sólo la confirmación de
que la narcodinastía de la que hablamos también supo sacarle provecho a su mina
de esclavos, todos empujados al trágico azar de la violencia, el narcotráfico y
el contrabando.
Y todo esto comenzó a agarrar cuerpo cuando el
hermano de Lopesierra fungía como gobernador, el cual aparte de otorgarle
facilidades y condescendencias extremas también se beneficiaba del genio
paraeconómico del hermano.
Del vientre político de Lopesierra y Jorge
Ballesteros nació el último gobernador de La Guajira, el famoso "Kiko"
Gómez Cerchar. Aprovechando los consejos de sus mentores políticos, basó su
dominio gubernamental a partir de la vinculación con el jefe paramilitar alias
"Marquitos", y con las redes de contrabando y narcotráfico que ya se
habían labrado 18 años antes. Durante ese lapso de tiempo, "Kiko"
Gómez estaba dando sus
primeros pasos como actor de segunda en el tráfico de armas, drogas y gasolina
venezolana.
A "Kiko" Gómez se le relaciona
directamente, en medio de su mandato como gobernador del departamento, con 131 asesinatos
políticos perpetrados a concejales, procuradores, exministros y
líderes wayúu.
En la portada de esta nota pueden ver a Juan
Manuel Santos riéndose con "Kiko" Gómez.
El delfín de la narcodinastía y actual
gobernador de La Guajira, José María Ballesteros, bebió políticamente de
"Kiko" Gómez aprovechando las
alianzas que le había dejado a través de este oscuro personaje su querido tío,
Samuel Lopesierra, con el narcoparamilitarismo y el blindado sistema
paraeconómico regional que subsiste gracias al ataque sistemático a la soberanía
venezolana.
Vale la pena destacar que Gómez es nieto de un
coronel, hacendado y miembro del Partido Liberal, Mario Catalino Gómez, quien
participó en la Guerra de los Mil Días, y que su esposa es Bibiana Bacci
García, prima hermana del jefe paramilitar alias "Marquitos".
En la endogamia parapolítica no hay espacio
para las casualidades.
El cierre fronterizo supone, en términos
políticos generales, una actitud proclive al diálogo binacional. Sin embargo
esa capacidad de diálogo se ve vilipendiada cuando del otro lado no hay
políticos, sino lacras de cuello blanco.